Esta sesión tuvo una invitada de excepción: Inma Martínez, pionera de la digitalización y experta en inteligencia artificial, que ha sido reconocida mundialmente como una de las visionarias en transformación digital. 

Como tecnóloga, e Inma Martínez, viene analizando desde hace 20 años los impactos y beneficios de esta transformación en la sociedad y ha participado en muchos desarrollos tecnológicos de vanguardia, aportando su expertez a gobiernos e instituciones. Así, por ejemplo, desde 2010 asesora al gobierno británico sobre digitalización y específicamente sobre inteligencia artificial y también participa en comisiones especializadas sobre estas temáticas de la Unión Europea  

Las prestigiosas publicaciones norteamericanas Fortune y Time han descrito a Inma Martínez como uno de los talentos más sobresalientes en la digitalización de la sociedad. En 2018 ocupó el primer lugar en el ranking de “Las 10 Mujeres que están cambiando el panorama de los datos” según la revista Enterprise Management 360.

La charla de Inma Martínez tuvo en todo momento un tono inspirador y optimista respecto al futuro. 

Desde el punto de vista la información, adquirió un carácter panorámico, con el repaso de algunos de los grandes cambios que están experimentando sectores fundamentales para la economía y la sociedad en virtud de la transformación digital. Unos cambios que demuestran que no estamos viviendo un momento cualquiera, sino un periodo histórico transcendente cuyos efectos se dejarán sentir durante muchas décadas.

 UNA TRANSFORMACIÓN DE TODO LO QUE EXISTE

Esta fue la primera frase clave de la sesión: “la transformación digital es la transformación de todo lo que existe”. Esto implica que no se puede hacer una equivalencia con otros cambios o avances que se han vivido en distintos sectores porque es un cambio absolutamente transversal.

Según Inma Martínez se ha podido llegar hasta aquí porque se ha producido una especie de “alquimia científica” en que “todo el conocimiento humano se revolucionado rápidamente” con resultados sorprendentes como la creación de moléculas artificialmente o la producción de biomateriales con impresión 4D, que poseen propiedades que van más allá de lo que nunca han podido lograr las aleaciones de metales. “Desde el momento en que podemos crear sustancias con cualquier propiedad que queramos, esto significa que todo se ha alterado”, señaló.



Un paradigma de transformación muy relevante es el que ha experimentado la industria farmacéutica. Su modelo tradicional de negocio era poco sostenible por los enormes costes en tiempo y en dinero asociados al desarrollo de los fármacos. Esta industria empezó a aliarse con start-ups y a entrar en el campo de la inteligencia artificial. “Una consecuencia de este giro ha sido la rápida obtención de diversas vacunas contra el Covid-19” subrayó Inma Martínez.


 LOS DATOS, BASE DEL MUNDO DIGITAL 


Inma Martínez puso también sobre la mesa un hecho no muy conocido, como fue la detección temprana de la pandemia gracias a una pequeña start-up canadiense que, analizando las redes sociales y las palabras más usadas, supo que algo importante estaba ocurriendo en el terreno sanitario en el mes de noviembre de 2019. Esta compañía envió un informe a la Organización Mundial de la salud que ya en enero declaró la pandemia.

 

Este ejemplo demuestra la importancia de los datos. Otra afirmación clave de Inma Martínez es que no hay nada de nuevo al respecto: “somos y siempre hemos sido una civilización que ha recopilado datos y que los ha interpretado a lo largo de los siglos. La única diferencia es que ahora los almacenamos de modo más eficiente y más rápido que nunca”.

 

Ha sido esta posibilidad de procesar los datos lo que ha permitido crear un mundo digital. Un ejemplo de sofisticación en esta capacidad es la sensorización del entorno, tanto natural como artificial, que propone el internet de las cosas y cuyo potencial de crecimiento es enorme.

 

El mundo digital se ha creado e implementado en relativamente poco tiempo y esto revela su carácter disruptivo, de modo similar a que lo que sucedió con la irrupción del automóvil a principios del siglo XX. Las fotografías tomadas alrededor de 1905 en las calles de Nueva York revelan una presencia abrumadora de carruajes de caballos, pero en 1913 prácticamente todos han desaparecido en favor de los vehículos a motor.


EL PROGRESO YA NO ES CUANTITATIVO

 

Otra cuestión clave que destacó Inma Martínez es el cambio que ha experimentado el concepto de progreso. Durante todo el siglo XX la medición del progreso era principalmente cuantitativa: lo que era relevante era el número de invenciones y de patentes. “Ahora el progreso ya no va de números, sino de crear valor”

 

Es un valor que se crea fundamentalmente para la sociedad, con mejores productos y servicios y con beneficios en muchos ámbitos como la medicina y el bienestar. Esto otorga una responsabilidad social a las compañías. A pesar de ello, muchos se preguntan, lícitamente, si este valor se creará en detrimento de las capacidades humanas.

 

Para Inma Martínez a respuesta es que no debido al fenómeno de la especialización. El cerebro humano no está hecho para procesar grandes cantidades de datos. Esa es la especialidad de las máquinas. Al dejar las tareas numéricas y repetitivas los seres humanos pueden potenciar su lado creativo, que incluye, no solo las cualidades artísticas, sino todas aquellas que requieren imaginación en sentido amplio y que pueden ser útiles, por ejemplo, para mejorar la ciberseguridad (poniéndose en la mentalidad de los hackers).

 

 

HACIA LA ERA DE LA COGNICIÓN

 

Inma Martínez explicó que estamos abocados a la era de la cognición. ¿Qué significa esto? Sin ir más lejos que lo más relevante será saber qué ocurre en el mundo y qué hay que hacer en cada momento y en cada ámbito.

 

Para llegar a este nivel (el nivel superior a la información es el conocimiento) habrá que contar con aquello que la automatización nos proporcionará. Así, por ejemplo, las simulaciones permitirán saber lo que le ocurre a un coche en un túnel de viento virtual, lo que a su vez facilitará el diseño de mejores automóviles (esto sería la cognición).

 

Lo mismo ocurrirá en otros campos donde los costes de hacer pruebas en la realidad son incluso más elevados. Es el caso de industria del petróleo, que ya utiliza las simulaciones y la IA para mejorar sus prospectivas de yacimientos.  Según Inma Martínez, “todos estos avances no nos van a quitar trabajo porque van a hacer cosas distintas de las que hacemos nosotros”.

 

Un ejemplo muy destacado de cognición, o conocimiento aplicado, se puede observar en el hecho de ver algunas tecnologías con pensamiento crítico. Gracias a ello, se han desechado algoritmos de inversiones financieras porque no interpretaban bien la realidad. Del mismo modo, algunas compañías han expresado reticencias al uso del reconocimiento facial por tratar desfavorablemente a algunos grupos humanos específicos.

 

Esta línea indica que “nos encaminamos hacia una regulación ética de la inteligencia artificial y este va ser un tema que tendrá un mayor desarrollo en el futuro”.



LAS PERSONAS EN EL CENTRO


En el mundo digital las personas tienen identidad digital que se nutre del uso que hacemos de redes y aplicaciones y la huella que dejamos en internet.

 

Si bien este aspecto también comporta un debate e incluso controversia lo cierto es que los modelos de negocio emergentes pueden crear nuevo valor para los usuarios y clientes gracias a esta identidad digital. Iniciativas bancarias de economía social o transporte sostenible ofrecido como servicio, evitando los inconvenientes de la propiedad de los vehículos, serían dos ejemplos muy representativos de esta tendencia.

 

O incluso, junto al mobility as a service, vendrá el Energy as a service con nuevos sistemas de suscripción donde no se pagará por el consumo sino por suscripción y donde cada usuario podrá “retornar” la energía sobrante a la red.


 

Inma Martínez anunció que, si bien los cambios se irán viendo en todos los sectores, será en el de la salud donde serán enormes en los próximos 10 años.  Algunos de ellos, como las operaciones con robots de alta precisión, ya están en marcha, pero pronto aumentarán los diagnósticos a través de la inteligencia artificial en un escenario donde el médico se concentrará en las terapias.  En definitiva, será un mundo “con las personas en el centro”.

 

 Inma Martínez cerró su intervención mencionando algunas de las ideas expuestas en su libro La quinta revolución industrial donde argumenta como, en los próximos años, la economía del espacio dará un salto espectacular y tendrá una gran influencia más allá del estricto ámbito científico.