Noticias C2G AFTERWORK- Maravillas cuánticas cotidianas
26 de noviembre, 2025
El principio del infinito
Gemma de les Coves ofreció una visión profunda sobre la naturaleza de la realidad, la física cuántica y la evolución del conocimiento, y presentó la ciencia como una aventura que exige abandonar intuiciones y mantener una actitud abierta y curiosa. Reivindicó el principio del infinito como impulso para seguir ampliando lo que sabemos. Eloi Planes actuó como motor de diálogo y como puente entre las ideas altamente complejas y su traslación a un discurso comprensible. Ambos coincidieron en que ciencia y empresa son actividades creativas, llenas de incertidumbre y oportunidades, y que solo con valores sólidos y una mente abierta podremos aprovechar el futuro.
FENÓMENOS SORPRENDENTES
La conversación se inició con una reflexión de Gemma de Les Coves ante la pregunta de Eloi Planes acerca del concepto “maravillas cotidianas”, que pone de relieve el hecho de que los humanos nos acostumbramos a fenómenos sorprendentes continuamente hasta el punto de dejar de maravillarnos ante ellos, simplemente porque ocurren con mucha frecuencia.
Pero si prestamos suficiente atención, elementos aparentemente banales, como los rayos, la lluvia, los cambios de color del cielo o la transición entre el estado de vigilia y el sueño, son en realidad experiencias extraordinarias que pasan a formar parte de la normalidad.
Incluso hechos tan fundamentales como nuestro movimiento únicamente a través del espacio, pero no en el tiempo, o la sensación de que somos la fuente de nuestras acciones o la causa de movimientos, deberían despertar en nosotros una sorpresa continua, en el sentido de admiración.
Gemma de les Coves señaló que las intuiciones que desarrollamos como especie han sido útiles para manipular piedra, para cazar y para sobrevivir, pero no para comprender la naturaleza profunda de la realidad
Siguiendo esta línea de pensamiento, incluso la propia realidad de nuestra existencia es absolutamente sorprendente ya que es lo más fácil es no existir. Es el “misterio del yo”, que no se ha podido resolver.
Gemma de Les Coves señaló que las intuiciones que desarrollamos como especie son producto de nuestra escala y de nuestro entorno: han sido útiles para manipular elementos como las piedras, para cazar y para sobrevivir, pero no para comprender la naturaleza profunda de la realidad. Este es un punto central de su mensaje: el mundo es mucho más extraño de lo que percibimos y el primer paso para entenderlo es aceptar que la intuición es una mala guía cuando nos alejamos de la escala humana.

La cuántica nos dice que a escala microscópica las cosas son muy distintas de las que vemos a simple vista. Por ejemplo, no tienen una posición determinada, ni una velocidad, ni un color, ni perduran en el tiempo, porque pueden ser creadas y destruidas en fluctuaciones de la energía. Con todo ello incluso se hace difícil hablar “cosas” a la escala más minúscula. “Es como si el tejido de la realidad que nos configura fuera fantasmagórico”, señaló.
“El lenguaje que utilizamos a veces no es capaz de reflejar esta realidad cuántica porque está basado en intuiciones y las intuiciones pueden ser una guía muy pobre cuando se trata de entender el mundo”, explicó Gemma de les Coves. “Además, en el caso de la física cuántica no todo el mundo entiende igual los conceptos que la describen”, añadió.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA FÍSICA CUÁNTICA
A continuación, Gemma de les Coves entró en los tres grandes principios que distinguen la física cuántica de la física clásica. El primero es que para conocer la realidad es necesario interactuar con ella. En la física clásica se podía distinguir entre cómo era el mundo y qué podíamos saber de él, pero en la cuántica esta separación deja de tener sentido. Cualquier intento de obtener información modifica el sistema de la realidad de forma irreversible e incalculable, de manera que queda olvidado el estado previo a la interacción. Esto hace que, de alguna manera, descubrir sea crear.
El segundo principio es el indeterminismo fundamental. Mientras que la probabilidad en situaciones cotidianas, como la meteorología o los juegos de azar, refleja únicamente nuestra falta de conocimiento, en la física cuántica la probabilidad debe ser atribuida a alguna cualidad misteriosa de la naturaleza. En cuántica puede suceder que experimentos idénticos den resultados distintos, y esto rompe nuestra intuición de que todo lo que ocurre tiene una causa definida.
En la física clásica se podía distinguir entre cómo era el mundo y qué podíamos saber de él, pero en la cuántica esta separación deja de tener sentido.
El tercer principio es la granularidad de la realidad. Aunque nuestra percepción de la realidad nos sugiera continuidad, a escalas microscópicas todo está “granulado”: la energía, la luz y muchos otros aspectos de la materia solo pueden existir en paquetes. “Es como si un río existiese en partes de río, pero no hubiera tal cosa como un río en su continuidad”, ejemplificó. A nuestra escala la granularidad se vuelve “suave” y ofrece una illusion de continuidad.
SUPERPOSICIÓN Y ENTRELAZAMIENTO
A continuación, Gemma de les Coves explicó el concepto de la superposición con un ejemplo: un dado que antes de caer puede estar en una superposición de dos caras, como el as y la dama. Cuando se mide —cuando “se lanza”— la superposición da un único resultado. Si se repite el experimento preparando el mismo estado, el resultado puede ser diferente, lo que evidencia la naturaleza no determinista del proceso.
La composición de sistemas cuánticos conduce al entrelazamiento. Si dos dados se preparan de manera que siempre den el mismo resultado, aunque no se sepa cuál, se crea un estado conjunto en el que la información se reparte entre ambos. El aspecto sorprendente es que ese estado puede mantenerse, aunque un dado permanezca en la Tierra y el otro se envíe a la Luna. Al medir uno, se conoce inmediatamente el resultado del otro, sin ningún intercambio de información. Einstein calificó este fenómeno como una “acción terrorífica a distancia”.
A pesar de la elevadísima complejidad de la teoría cuántica, esta ha sido capaz de traducirse en avances concretos en distintos ámbitos
De todo ello Gemma de les Coves concluyó que “la realidad no solo es extraña, sino mucho más extraña de lo que podemos imaginar”. Confesó que estas revelaciones “nos dejan en un estado que bascula entre la fascinación y la confusión” y apuntó que provoca un gran desacuerdo entre la propia comunidad científica en la manera de interpretarlas, lo que ha dado lugar a distintas corrientes de pensamiento: desde la teoría superdeterminista hasta la del multiverso.
A pesar de la elevadísima complejidad de la teoría cuántica, esta ha sido capaz de traducirse en avances concretos en distintos ámbitos como: la invención del láser, el transistor, los ordenadores, la resonancia magnética nuclear. Una dinámica innovadora que ha llevado hasta los ordenadores, simuladores y sensores cuánticos. Por esta razón muchos sostienen que, más allá de las discrepancias en la parte teórica, es mejor focalizarse en las aplicaciones prácticas de la cuántica.
EL PRINCIPIO DEL INFINITO
Gemma de les Coves se declaró inspirada por el concepto filosófico denominado “principio del infinito”, contenido en una obra de David Deutsch de 2011. Este principio afirma que, si adoptamos la actitud adecuada —la voluntad de entender y transformar el mundo— nos situamos al inicio de un proceso de generación de conocimiento que no tiene final. Igual que el infinito matemático, por mucho que avancemos seguimos estando infinitamente lejos de su límite.
Para ilustrarlo, repasó algunos de los errores históricos más profundamente arraigados: la creencia de que la Tierra es plana o inmóvil, que la vida depende de un elixir, que el tiempo fluye igual para todos, que el mundo está lleno cuando en realidad es casi vacío, o que el color es una propiedad objetiva y no una interpretación neuronal. Este inventario de falsas intuiciones pone de manifiesto que la ciencia ha sido una sucesión constante de superación de límites.
Si adoptamos la actitud adecuada —la voluntad de entender y transformar el mundo— nos situamos al inicio de un proceso de generación de conocimiento que no tiene final.
Gemma de les Coves recordó que vivimos un momento excepcional de la historia humana. Hace solo dos siglos aún se hablaba del calor como fluido, del éter o de las estrellas pegadas a una bóveda celeste. Hoy manipulamos moléculas, modificamos la materia a escala cuántica y curamos enfermedades con radiaciones invisibles. Aun así, afirmó con convicción que seguimos en el principio del infinito: “dentro de 200 años mirarían atrás y consideraran obvio aquello que ahora nos desconcierta. La lección que se puede extraer de todo esto es que la humanidad es capaz de grandes logros”.

Eloi Planes preguntó si toda esta capacidad no exige también responsabilidad. Gemma de les Coves respondió que sí “que en la ciencia hacen falta principios y valores que nos guíen, ya que no podemos esperar obtener conclusiones morales de ella”. Este reto incluye acercar el conocimiento a las personas. Todo el mundo tiene derecho a compartir el conocimiento y este sirve para hacer a las personas más libres, de manera que puedan detectar la charlatanería y la falsedad.
PARALELISMOS ENTRE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y EMPRESA
Eloi Planes inquirió sobre las interrelaciones entre los conceptos científicos y la realidad empresarial. Gemma de les Coves se refiriró explícitamente los puntos de contacto entre la investigación científica y el mundo empresarial. En primer lugar, ambos campos comparten una necesidad de valores sólidos: tanto la empresa como la tecnología deben ser instrumentos, no finalidades. El motor último debe ser siempre la voluntad de contribuir al bien común.
En segundo lugar, resaltó la similitud metodológica. En ciencia es necesario elegir preguntas que sean simultáneamente relevantes y abordables, algo que exige un equilibrio frágil entre especialización y visión global. En la empresa ocurre lo mismo: la innovación debe caminar un paso por delante del presente, pero no puede alejarse demasiado, y ha de saber integrarse en una estructura sólida.
Además, tanto la investigación como la empresa requieren una combinación de buenos resultados y buena comunicación. Tener un buen producto (o una buena investigación) sirve de poco si no se sabe explicar, compartir y hacer visible. Y, finalmente, remarcó que el azar juega un papel considerable en ambos entornos.
Volviendo a la cuestión de los valores, Gemma de les Coves enumero algunos de los que consideraba esenciales a nivel personal tanto en el mundo de la ciencia como el de la empresa: la humildad, la perseverancia, una cierta ambición en solucionar problemas, y la autoestima. A nivel de equipo hay que considerar: el empoderamiento de las personas y la abertura a las ideas que estas proporcionan.
Ambos campos comparten una necesidad de valores sólidos: tanto la empresa como la tecnología deben ser instrumentos, no finalidades. el motor último debe ser siempre la voluntad de contribuir al bien común
Gemma de les Coves también señaló que cuando un investigador empieza a dirigir un equipo, su responsabilidad principal es hacerlos crecer a las personas y ayudarlas a brillar. Eloi Planes confirmó que esta visión coincide plenamente con lo que ocurre en la gestión de equipos en el mundo corporativo.
Gemma de les Coves cerró su exposición con un mensaje de esperanza equilibrado con uno de responsabilidad. Recordó que, pese a la percepción general de que el mundo va mal, los datos objetivos muestran grandes avances de la humanidad: reducción de la pobreza extrema, mejoras en salud, educación y acceso al conocimiento mayor que en épocas pasadas.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
En la fase de preguntas y respuestas de los asistentes, Gemma de les Coves describió la física contemporánea como un campo en continua transformación. Señaló que, aunque el historiador de la ciencia Thomas Kuhn hablaba de cambios puntuales de paradigma del conocimiento, las últimas décadas habían presenciado auténticas revoluciones conceptuales, como la asimilación del espacio-tiempo curvado.
También destacó que la cuántica combina un enorme poder predictivo con un desacuerdo persistente acerca de su significado profundo. Sugirió que, desde este punto de vista, quizá exista cierto paralelismo con la inteligencia artificial, una tecnología que avanza más rápido que nuestra capacidad de comprenderla teóricamente.
Al hablar de la relación entre los fundamentos científicos y la tecnología, Gemma de les Coves remarcó que no siempre es la tecnología la que abre camino. En el caso de los ordenadores, primero se definió qué era un algoritmo y qué significaba computar; solo después se construyeron dispositivos basados en esos conceptos. Esta observación, afirmó, ilustra cómo las ideas abstractas pueden preceder e incluso condicionar el desarrollo tecnológico.
Cuando se le preguntó por si la escala cuántica era materia o energía, respondió que “la materia es energía”. Inspirándose en el pensador Carlo Rovelli, propuso que quizá el mundo no esté formado por entidades fundamentales, sino por relaciones entre acontecimientos. También hizo referencia al pensamiento del filósofo budista de la antigüedad Nagarjuna, que concebía la realidad como una red de dependencias entre acontecimientos sin un fundamento último.
Gemma de les Coves hizo referencia al pensamiento del filósofo budista de la antigüedad nagarjuna, que concebía la realidad como una red de dependencias entre acontecimientos sin un fundamento último
Ante la cuestión de la medida y el papel inevitable del observador en la realidad, puntualizó que aprender significa establecer correlaciones y que ello requiere interacción. A diferencia de la física clásica, en la cuántica no puede eliminarse el efecto de esa interacción. Utilizó una imagen clara para explicarlo: emplear luz para detectar un átomo sería comparable a intentar localizar a una persona arrojándole un ladrillo con la cual la persona caería al suelo. Entonces el objeto de conocimiento (la persona) se vería profundamente alterado y no se podría conocer como era antes de recibir el golpe. El simple hecho de intentar saber altera el resultado.
Sobre el estado de la investigación en Cataluña, expresó que se sentía privilegiada de trabajar en ICREA, un entorno que combina libertad y estabilidad. Subrayó que centros como el ICFO y el BSC tienen un nivel muy destacado a escala europea, aunque matizó que quizá no alcancen todavía el rango de los mejores del mundo. También reconoció que no se consideraba suficientemente competente para valorar globalmente todo el panorama científico.
Gemma de les Coves recordó que a comienzos del siglo XX se pensaba que se había llegado casi a la culminación del conocimiento en física. Sin embargo, las revoluciones de la cuántica y la relatividad desmantelaron las expectativas mecanicistas heredadas del siglo XIX o la antigua concepción de la física. Algo parecido sucedió en el campo de las matemáticas cuando en 1925 se demostró que había “verdades matemáticas” que no eran demostrables.
Centros como el ICFO y el BSC tienen un nivel muy destacado a escala europea, aunque quizá no alcancen todavía el rango de los mejores del mundo
Respecto al futuro de la ciencia y la tecnología, reconoció abiertamente la dificultad de hacer predicciones. Recordó que muchos descubrimientos considerados inútiles en su momento—como el de Faraday y su investigación sobre la electricidad o los números complejos o la geometría de Riemann— han terminado por revolucionar nuestra vida. Por ello defendió una investigación guiada por la curiosidad, la honestidad y la convicción de que el conocimiento puede abrir caminos inesperados.
Finalmente, al tratar los viajes en el tiempo, aclaró que retroceder al pasado contradice la causalidad, mientras que avanzar hacia el futuro sí sería posible gracias a la dilatación temporal prevista por la relatividad.