Dentro de muy pocos años habrá millones de coches autónomos circulando por las carreteras del planeta. Una de sus promesas es que reducirán el número de accidentes de tráfico en un 90%, lo que sería todo un gran éxito. Se prevé que en 2040 se vendan en Europa más de 5 millones de coches que no necesiten conductor. Pero también seguirán circulando coches convencionales. ¿Cómo será la interacción entre ellos?

Hasta ahora, la tecnología siempre ha puesto su centro para la seguridad vial en el coche y en el conductor, pero parece que las cosas están cambiando y se ha sumado un nuevo protagonista en esta búsqueda de la máxima seguridad: las carreteras.


Ahora que todo tiene el calificativo de inteligente, las carreteras tenían que aportar su granito de arena: llegan las carreteras inteligentes.

El proyecto de I+D de la Comunidad Europea INFRAMIX (Road Infrastructure ready for mixed vehicles traffic flows) pone en su epicentro la búsqueda de soluciones para diseñar, actualizar, adaptar y probar (en simulaciones y en el mundo real) elementos físicos y digitales de la infraestructura vial.

El objetivo es crear un modelo de autopista que permita un tráfico ininterrumpido y fluido, algo que queremos todos los conductores y viajeros. Además, la aplicación inteligente de la innovadora tecnología existente podrá permitir que se puedan predecir ciertas situaciones difíciles, como hielo, nieve o un coche averiado a la salida de una curva. Eso nos dará seguridad y eficacia en todos los aspectos. Otro de los puntos importantes es facilitar la coexistencia entre coches conducidos por personas y los coches autónomos. Para ello se están estudiando vías únicas para los coches autónomos. Otro punto interesante es que se reducirá mucho la contaminación, tanto por la utilización del vehículo autónomo como por la fluidez y eficiencia del tráfico que favorecerá una conducción mucho más ecoeficiente.

En un principio, los estudios se están realizando en autopistas, pero más adelante quieren trasladar los resultados a vías urbanas. 


Qué duda cabe que esta transformación tan grande en el mundo del transporte tenía que llevar aparejado grandes cambios en el enfoque del problema. Antes, en las carreteras veíamos señales de tráfico, indicadores, postes con mensajes luminosos, pero en un futuro muy cercano, veremos más componentes tecnológicos que nos facilitarán llegar a las redes inalámbricas y a la inteligencia artificial.

La empresa que está colaborando en el proyecto INFRAMIX en España es Autopistas, una filial de Abertis. El tramo donde se realiza el estudio es en el Corredor del Mediterráneo, en la provincia de Gerona, un tramo que es una vía de alta capacidad de cuatro carriles -con un túnel de 180 m, y cinco entradas y salidas- que permite hacer pruebas en uno de ellos sin causar problemas en los demás. La incorporación de mapas digitales, sensores, nuevas tecnologías de comunicación (G5), estrategias de control de tránsito, simuladores de tránsito permitirá a Autopistas liderar la definición de nuevos tipos de señales y otros elementos físicos para ayudar a la coexistencia de vehículos convencionales y autónomos y posibilitará nuevos protocolos de seguridad.

Es muy interesante este enfoque acerca de las carreteras del futuro. Estamos convencidos  de que nos ofrecerá debates interesantes, soluciones alternativas a la situación del tráfico actual y sobre todo a la reducción de víctimas mortales y una mayor protección al medio ambiente.

Artículo publicado en la web de MMT Seguros