POR QUÉ LAS PREGUNTAS SON RELEVANTES

Partiendo del título de su ponencia, Josep Maria Ganyet señaló que “si supuestamente la IA tiene las respuestas, lo relevante a partir de ahora van a ser las preguntas que se formulen”. En este escenario, si las preguntas que se plantean no son las adecuadas, “esto será la vía más rápida hacia el fracaso”.

Para centrar el tema, prosiguió perfilando la definición de IA, pero en negativo, es decir, subrayando lo que no es. “La IA no son las imágenes de robots y de cerebros conectados que aparecen en Google cuando buscamos sobre el tema y que están hechas por periodistas, artistas o por la propia IA. La IA no es tampoco un humanoide que se sentará a nuestro lado en la oficina”.

La IA es un instrumento que hace muchos años que está entre nosotros y que usamos a diario con la particularidad de que no la vemos

La IA es “un instrumento que hace muchos años que está entre nosotros y que usamos a diario con la particularidad de que no la vemos”. Tareas como filtrar el correo indeseado en el ordenador , conducirnos correctamente al destino cuando vamos en coche, o ayudarnos a decidir qué película veremos en Netflix, son acciones realizadas por la IA. “Los beneficios de Netflix dependen en un 70% de que las recomendaciones personalizadas estén bien hechas”, indicó.

HACIA LA INVISIBILIDAD DE LA COMPUTACIÓN

Hoy se han alineado diversos factores en una “tormenta perfecta” de aceleración: la potencia de computación, los algoritmos y la disponibilidad libre de grandes cantidades de datos. En cuanto a la potencia de computación, esta se ha desarrollado porque alguien se hizo la siguiente pregunta: ¿por qué no aplicamos las Graphics Processing Units (GPU), los chips utilizados para gráficos y juegos, a la computación de cálculos de la IA? 

Es solo un ejemplo pero, según Josep Maria Ganyet, “cada vez que alguien ha cambiado la pregunta se produce un salto que provoca una pequeña revolución en computación”. 

En este contexto los chips son muy importantes y “no hay soberanía tecnológica sin ellos”. Europa topa con este problema ya que la mayor parte de chips vienen de Taiwán.  Ahora mismo el MareNostrum 5 está trabajando en esta cuestión. Cabe recordar que el MareNostrum 5 es 10 000 veces más potente que el MareNostrum 1.

Cada vez que alguien ha cambiado la pregunta se produce un salto que provoca una pequeña revolución en computación
La reducción del tamaño de los ordenadores (se ha pasado de los IBM que ocupaban una gran sala a los portátiles y el móvil) los han vuelto instrumentos “íntimos” que llevamos junto a nosotros a todas partes. 

La tendencia -si se mira con perspectiva- es “que el ordenador vaya desapareciendo”. Un ejemplo de ello son las últimas gafas de Apple. “La ciudad o el edificio inteligente, convenientemente sensorizados, harán que “todo sea ordenador, un gran ordenador invisible”. Además, esta ubicuidad de la computación contribuye a generar los datos adecuados para “alimentar” a la IA.


CAMBIO DE PREGUNTA EN LOS ALGORITMOS

En 1997 un ordenador derrotó al campeón del mundo de ajedrez Garri Kaspárov y entonces ya se planteó la mismo pregunta que hoy: ¿son las máquinas más inteligentes que las personas? Según Josep Maria Ganyet, “es cierto que las máquinas superan al campeón del mundo de ajedrez, pero eso no quiere decir que sean más inteligentes que las personas”. Del mismo modo,  “una calculadora es mucho más rápida que un humano en operaciones matemáticas, pero no tiene ni la más remota idea de lo que son las matemáticas”.

Una calculadora es mucho más rápida en operaciones matemáticas, pero no tiene ni la más remota idea de lo que son las matemáticas

Las redes neuronales era un concepto que ya se usaba en los años 80, pero entonces faltaba capacidad de computación para que ofrecieran su máximo potencial posible. En el siglo XXI el ordenador ya era capaz de interpretar una imagen muy específica y su contexto (por ejemplo una raza de perro concreta en una playa) y expresarlo en un texto. 

En 2016 se hizo un cambio de pregunta en los algoritmos, planteando la cuestión al revés: ¿por qué no generar la imagen a partir del texto? Las primeras imágenes obtenidas con este planteamiento eran de muy baja resolución y hoy son en 4K. En otras palabras, son indistinguibles de la realidad. 

LA GRAN CUESTIÓN

El 1950 Alan Türing se formuló una gran pregunta: ¿pueden ser inteligentes las máquinas? Una cuestión que tiene muchas derivadas de tipo tecnológico, ético y filosófico. Más tarde, él mismo reformularía la pregunta con un matiz distinto: ¿podrán algún día las máquinas exhibir un comportamiento inteligente? 

En 1956 un grupo de científicos de diferentes disciplinas se reunió en la conferencia de Darmouth durante dos meses y en ese encuentro nació el concepto de inteligencia artificial. En aquel entonces llegaron a la conclusión de que la IA podría exhibir comportamientos inteligentes si (y este si es crucial) todos los procesos del cerebro humano pueden llegar a ser modelizados en un ordenador.

Según Josep Maria Ganyet, el hecho es que solo sabemos que, de una determinada formación orgánica, como es nuestro cerebro, emergen la inteligencia y la conciencia, “pero no sabemos cómo funciona realmente el cerebro (solo tenemos algunas aproximaciones) y menos aún como replicarlo de forma biológica  o artificial”.  

LA DEFINICIÓN DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y DE INTELIGENCIA

El problema de definir inteligencia artificial es que, para empezar, no se dispone de una definición buena ni definitiva de inteligencia. Sabemos que no existe un único tipo de inteligencia: existe la lógica, la lingüística, la espacial, y muchas otras. 

Marvin Lee Minsky, uno de los padres de la IA, dijo que la inteligencia era un “concepto maleta”, como también lo son amor o felicidad que puede significar muchas cosas diferentes. Cada persona pone en este tipo de conceptos su propio significado. Otra cuestión que se plantea con la IA es que se trata a la vez una disciplina científica (una subárea de la computación) y un objetivo. 

El problema de definir Inteligencia Artificial es que, para empezar, no se dispone de una definición buena ni definitiva de inteligencia

Josep Maria Ganyet propuso una definición posible y simple  de inteligencia: la capacidad que tienen algunos agentes de aproximarse a sus objetivos a través de sus acciones teniendo en cuenta el entorno. La IA es la disciplina cuya finalidad es que las máquinas puedan llegar a adquirir esta capacidad. En el caso de las máquinas, los objetivos que persiguen son exógenos, es decir, no son suyos, sino que los humanos se los proporcionan. 


INTELIGENCIA ARTIFICIAL GENERAL 

Hay quien sostiene que nunca se llegará a una IA general (por definición, la que sería equiparable a la humana). Las IA que existen hoy realizan muy bien funciones concretas: el ordenador que mejor juega al ajedrez no sabe jugar a damas. Además, adquiere su experiencia de un modo mucho más lento que las personas. “Para que una máquina sepa que el fuego quema tiene que ver millones de imágenes de exposición al fuego y sus consecuencias, nosotros con quemarnos una vez ya lo sabemos”. Se trata, en definitiva, de dos maneras de aprender muy distintas. 

Existe la narrow AI orientada a tareas específicas, que funciona cada vez mejor, pero no está demostrado que la suma de estas IA específicas pueda dar lugar a una IA general.

La IA en la conducción autónoma, por ejemplo, no puede deducir como se comportará un coche determinado en una rotonda, algo que nosotros podemos intuir rápidamente

La IA general tiene capacidad de memoria, de computación, de aprendizaje y de elaboración nueva información a partir de una información previa, pero además debería ser -para estar de acuerdo con la definición- comparable a la inteligencia humana. “Actualmente, lo que las IA aprenden en un ámbito no lo trasladan a otro, algo que hacemos los humanos continuamente”, subrayó Josep Maria Ganyet.  “La IA en la conducción autónoma, por ejemplo, no puede deducir como se comportará un coche determinado en una rotonda, algo que nosotros podemos intuir rápidamente por datos como el tipo y color del coche, el tipo de conductor, etc.”, añadió.

¿PUEDE SER CREATIVA LA IA?

Josep Maria Ganyet dijo que desde el marketing existe un gran interés en confundir IA específica con IA general. Pero esta no es la única confusión que tiene lugar. Algunos gurús de la IA sostienen que, en breve, los algoritmos podrán hacerse pasar por personas y que hará falta procesos de distinción. Esto está relacionado, por ejemplo, con el interés reciente de una empresa por escanear los iris de las personas (que son únicos) a cambio de criptomonedas, una práctica que ha sido prohibida. 

También se produce confusión, en el ámbito académico, entre IA general y IA fuerte. Según Josep Maria Ganyet, se trata de cosas distintas ya que la segunda se encuentra en el ámbito de la ciencia ficción “porque es la IA que ha desarrollado una conciencia de sí misma, lo cual no ha sucedido nunca”.  

La pregunta sobre si la IA puede ser creativa o no es muy relevante, según Josep Maria Ganyet. Para discernir esta cuestión hay que plantearse qué es la creatividad.  

En primer lugar, se observa que la creatividad no es binaria: se es creativo en una gradación. Por otra parte, existe una definición que apunta que la creatividad se puede reducir a procesos de copia, de modificación y de transformación. Partiendo de esta definición, “los ordenadores son creativos y ganan por goleada”, señaló.

La pregunta sobre si la IA puede ser creativa o no es muy relevante. para discernir esta cuestión hay que plantearse qué es la creatividad

Pero todo esto es aún más complejo porque, tal como dijo Picasso, “los ordenadores son muy aburridos porque tienen todas las respuestas pero no saben plantear preguntas”, frase que pone en duda la supuesta creatividad que se les atribuye. Por esta razón, Josep Maria Ganyet, indicó que “si no formulamos las preguntas adecuadas lo que haremos con la IA será llegar al error de manera más rápida”.

Estas preguntas adecuadas no las puede formular ni ChatGPT ni el MareNostrum 5, sino solo las personas. “Sacar a los humanos de la ecuación a la hora de automatizar es un mal negocio”, destacó.  “Además de copiar, modificar y transformar, ser creativo implica tener unos objetivos y una intencionalidad que siempre será humana”, concluyó.