ESG es el acrónimo inglés de Environmental, Social, and Governance, que son las tres dimensiones de la sostenibilidad que las empresas deben tener en cuenta. En una economía globalizada y muy competitiva, las organizaciones son más conscientes de que ya no es posible concebir su actividad sin prestar atención a la sostenibilidad e integrando todas sus vertientes.

Esta sesión de debate online se centró en la creación de valor a través de la gestión de ESG y ayudó a entender, con algunos ejemplos, cómo hacer frente a este nuevo contexto con modelos de gestión de empresa responsable.

Una conclusión destacada de la sesión es que la gestión de ESG no está exenta de dificultades, pero si se hace correctamente, tiene la virtud de transformar riesgos en oportunidades, de crear valor y de revertir positivamente en la compañía que la lleva a cabo.

Francesc Homs, presidente de C2G, dio la bienvenida a los ponentes y participantes subrayando, precisamente, la importancia de la generación de valor, no ya para la propia empresa, sino para el contexto social en el que opera.


El debate fue conducido por Juan Eusebio Pujol, ESG & Operating Partner de Miura Partners y contó con la participación de Cecilia Dall´Acqua, senior manager en ESG de Deloitte, Carla Coloma, ESG Director de Fluidra, y Elisenda Miravitlles, directora general de Alucan

EL CAPITAL QUIERE SER SOSTENIBLE

Juan Eusebio Pujol explicó que “cuando nos planteamos esta sesión vimos que todavía falta visión practica en muchas compañías sobre como alinear el negocio con la sostenibilidad y, dado que es un tema del que se va a hablar mucho, la idea era explicar cómo hacerlo”

Ciertamente la presencia de la sostenibilidad aumenta día a día y en los resúmenes de prensa cotidianos se pueden ver continuamente noticias que tienen que ver con los ESG. “Esto refleja que el capital con c mayúscula ha decidido que quiere ser sostenible”, aseguró.

El socio en Miura Partners subrayó que “lejos de encontrarnos ante una tendencia pasajera, con la sostenibilidad y los ESG, nos encontramos ante en un cambio de modelo económico y social que persigue vincular el crecimiento económico con impacto positivo en el entorno”.

Añadió al respecto que “en Miura Partners, tenemos el deber de aplicar un modelo de inversión responsable que combine la generación de riqueza con impacto positivo y sostenible. Y este mismo cometido lo aplicamos a las empresas en las que participamos. Una compañía fuerte no es solo la que está profesionalizada, si no la que integra modelos de sostenibilidad en su negocio como palanca de generación de valor. Nosotros no solo estamos convencidos que las empresas deben ser sostenibles, sino que sabemos que valen más si lo son. Nuestro modelo para generar valor es conseguir que nuestras empresas sean más perdurables (más sólidas) y más sostenibles que lo que eran cuando invertimos en ellas.”

El capitalismo cada vez tiene más en cuenta a los stakeholders y a sus intereses y a la vez se exige transparencia sobre la actividad de la empresa. En definitiva, se pide que haya un propósito empresarial que ponga de manifiesto un cierto compromiso con el medio ambiente y la sociedad y que sea medible y verificable.

CREAR VALOR CON UN IMPACTO POSITIVO EN LA SOCIEDAD

Cecilia Dall´Acqua, senior manager en ESG de Deloitte ofreció una visión retrospectiva sobre la evolución del compromiso social de las empresas. Hace una década se hablaba de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). En esta primera etapa se buscaba una proyección en la sociedad con donaciones o acciones filantrópicas, pero no se generaba valor compartido. “El objetivo -señaló- era asegurar el negocio reaccionando a las necesidades que se iban produciendo”.

“Hace unos 3 años se entró en una nueva etapa”, señaló Dall´Acqua. Se trataba de gestionar impactos negativos en la sostenibilidad, como vertidos contaminantes o problemas de derechos humanos y solucionarlos para no perjudicar al negocio.

En la etapa actual, dominada por los ESG, se busca crear un impacto positivo en la sociedad con una actitud proactiva, “que va más allá de misión o visión empresarial típica”. En este nuevo enfoque se tienen en consideración los grupos de interés de la compañía creando valor compartido para todos. Esto va unido a una motivación “para ejercer un liderazgo empresarial transformador”.

Según Cecilia Dall´Acqua para generar este valor compartido “la empresa tiene que definir una estrategia”. En este sentido mencionó que esta estrategia puede dar resultados inmediatos positivos a las empresas “como ha ocurrido en el último año donde, durante la pandemia, las empresas que tenían la ESG incorporada han sido más resilientes y han podido ofrecer mayor apoyo a sus empleados”.

Cecilia Dall´Acqua insistió en que “hay generar un impacto positivo para empleados, inversores, clientes y para toda la sociedad, con lo que podríamos hablar de un objetivo de planet prosperity que fortalece la reputación de la compañía”. Este impacto tiene que ser medible para constatar su progreso y subrayó que “la digitalización de las empresas favorece todos estos propósitos”.

DIVULGAR EL PROPÓSITO A TODOS LOS STAKEHOLDERS

Carla Coloma, ESG Director de Fluidra explicó el reto de la creación de valor para la sociedad a partir del caso de su propia compañía. El primer paso dado por Fluidra hacia esa dirección ha consistido en redefinir para todo el grupo la misión y los valores, además de lanzar un nuevo plan director que incluye objetivos de impacto positivo sobre el medio ambiente y las comunidades donde la empresa opera.

“Nos hemos movilizado en los 46 países donde tenemos presencia y hemos hablado con clientes, proveedores, y empleados para que nos den su feed back sobre el plan con el fin de que la estrategia repercuta en su calidad de vida. “Para nosotros el compromiso de nuestros stakeholders es clave”, explicó Carla Coloma.

El plan director cubre el período 2020-2026 y debido a la dimensión del grupo, con 6.000 empleados y presencia en tantos países, tiene que tomar en consideración muchas opiniones. Según Carla Coloma, “alinear tanta diversidad es difícil y, además, hay que integrar la estrategia en todo el grupo cuando los problemas y las expectativas varían de una zona del mundo a otra”.

La forma de proceder ha sido muy pragmática y racional definiendo objetivos para cada uno de los conceptos y pensando en generar valor a corto medio y largo plazo. También se han utilizado indicadores para medir los avances. Otro aspecto relevante ha sido “ir explicando a todos los departamentos todo este reto para que se entienda en todos ellos qué se está haciendo”.

Para Carla Coloma esta última acción es muy significativa “porque mucha gente no conoce estos conceptos y queremos que los entiendan para que cada uno, desde su puesto de trabajo, pueda contribuir a ese impacto positivo”. La divulgación no se detiene aquí y llega a los proveedores y los partners.

FOCALIZACIÓN EN UN IMPACTO POSITIVO: EL CASO DE ALUCAN

La sesión terminó con la exposición de Elisenda Miravitlles, directora general de Alucan, una compañía industrial catalana especializada en la fabricación de envases de aluminio.

Esta empresa ha querido centrar su proceso de impacto positivo en la sociedad en el objetivo de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático. 

Para este objetivo Alucan optó en primer lugar en el cambio de sus instalaciones. “Abandonamos nuestra antigua planta de Badalona por una nueva en Llinars del Vallès y, solo con este paso, hemos conseguido una reducción de las emisiones de un 35%”. Las líneas de producción y las infraestructuras de la nueva planta ha sido claves para ganar eficiencia energética y al disminuir el consumo lo han hecho también las emisiones correspondientes.

Pero la ambición de la empresa en este objetivo continua. La segunda etapa para avanzar tiene como protagonista el producto. “Queremos llegar a una reducción del 60% de las emisiones, bajando la cantidad de materia prima utilizada y que esta materia provenga de fuentes reciclables”, señaló Elisenda Miravitlles.

La idea es que el envase de aluminio mantenga plenamente sus prestaciones con menos material. Hay que tener en cuenta que, si procede el reciclaje, se habrán generado menos emisiones que si se ha fabricado por primera vez.

El tercer factor que contribuye al impacto positivo buscado por Alucan es el transporte. Si se baja el número de kilómetros recorridos en la distribución de los productos, las emisiones también bajan. Por esta razón, Alucan abrirá una fábrica en Bélgica ya que el 90% de sus clientes están en Centroeuropa. “Esto nos convertirá en un proveedor más sostenible y creo que cualquier industria puede conseguir lo mismo si se lo propone”, concluyó Elisenda Miravitlles.

CONCLUSIONES

Es fundamental alinear negocio y rentabilidad con un propósito que redunde en resultados tangibles y de impacto. Se espera un liderazgo empresarial transformador y un cambio radical para afrontar los retos propios del contexto actual: una era de paradigmas cambiantes y un marco regulatorio cada vez más exigente. 

En este nuevo contexto, se ha pasado del capitalismo de shareholders al capitalismo de stakeholders: velamos y rendimos cuenta a empresas, empleados, proveedores, la administración y la sociedad en general. 

Ello comporta un nivel de exigencia y compromiso muy elevado: más que decir, hay que hacer, medir y reportar. Si no la empresa puede ser acusada de hacer Greenwashing o Impactwashing. "El futuro, o es sostenible o no será", concluyó Juan Eusebio Pujol.